El no realizar las comidas durante el día provoca una baja en la tasa metabólica y el cuerpo reserva energía, en lugar de gastarla.

Una de las reacciones más comunes que nos sucede es la ansiedad. Al haber pasado una gran cantidad de horas entre una comida y otra, uno come con una mayor rapidez, una mayor cantidad de comida y sobre todo, se genera hiperglucemia o aumento brusco de azúcar en sangre, lo que provoca un inesperado aumento de peso.

También se generan una serie de reacciones en nuestra personalidad que van desde el mal humor por el hambre y la falta de nutrientes, nerviosismo, impaciencia e incluso mareos provocados por la falta de alimentos. Quizá sean sensaciones que uno no es capaz de explicar o no es consciente de que le suceden pero que se generan constantemente.

Es por ello que recomendamos realizar una alimentación fraccionada, en donde nuestro cuerpo reciba alimentos de buena calidad y de esa manera, contemos con energía suficiente para las actividades que nos demanda el día.